2/5/11

Dous modelos, unha realidade


Aconsellamos dende arqueoneixon que vexades dúas novas encol do Patrimonio arqueolóxico galego. Por unha banda, as declaracións do Director Xeral de Patrimonio Cultural da Xunta de Galicia sobre a protección e recuperación do castro de Baroña

http://www.lavozdegalicia.es/ocioycultura/2011/05/02/0003_201105G2P27991.htm

E por outra banda, a proposta efectiva de Manuel Gago en Capítulo 0 para unha wikipedia do Patrimonio Arqueolóxico Galego Patrimonio galego.net

http://www.manuelgago.org/blog/index.php/2011/05/02/patrimoniogalego-net-a-wikipedia-do-patrimonio-cultural-galego/

Dunha banda o modelo tradicional, burocrático, administrativo, dirixista, tecnócrata, metodócrata, e doutra banda, unha reivindicación da participación da cidadanía na construción do coñecemento e na proteción e difusión dun Patrimonio que é de todos. A este respecto, hai pouco escribimos o seguinte:

Esta es la realidad a comienzos de una nueva década que está viendo la aparición de nuevos Patrimonios emergentes, de nuevos canales para una verdadera democracia cultural, de nuevos contextos en los que el propio concepto de comunidad cambia, englobando comunidad local, comunidad virtual y participación ciudadana (Ugarte 2010). Mientras estas redes entre pasado, presente y futuro se están articulando , la Arqueología de nuestro país se empeña en poner puertas al monte, en fomentar la exclusión social en proyectos financiados, en muchos casos, con fondos públicos, en reproducir prácticas oscurantistas. En el año 2011 se vuelca información a la Red desde una excavación arqueológica en tiempo real, y si no lo hacen los arqueólogos ya habrá alguien que lo haga con la cámara de un teléfono móvil. Los tiempos cambian, pero la mayor parte de profesionales de nuestro país siguen empecinados en mantener modelos premodernos en tiempos paramodernos, siguen viéndose como los especialistas y aprendices de La lección de anatomía de Rembrandt, velando por su saber al margen del vulgo, controlando la información, con claúsulas de confidencialidad, supervisiones, censuras, solicitudes de permiso de publicación, fatuos intereses curriculares y veleidades personalistas. Mientras la ciudadanía demanda Patrimonio y reflexiona críticamente sobre él, ahí estamos los ridículos arqueólogos, supercientíficos, rodeando el cadáver de la Lección de Anatomía protegiéndolo de los ataques de la ciberturba. Si seguimos negando la realidad, será demasiado tarde cuando nos percatemos de que el cadáver que estamos diseccionando es, precisamente, el de la propia Arqueología como Ciencia Social.

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