3/2/12

Ellos, los vencedores


Tenemos la tremenda sensación de haber sido defraudados. De que se nos ha dado una vida, no para que la vivésemos, en nuestro beneficio y en el de los demás, como cada hombre libre del mundo, sino para que alguien nos la viviese, dictándonos a su antojo sus normas y consignas -una palabra absurda, que durante años viene machacando nuestro cerebro-, y haciéndonos ver a cada instante que bastante era si se nos permitía seguir viviendo, como la planta tierna que vemos pasar y por impulso caprichoso podemos desmochar de un puntapié. Todos tenemos a nuestro lado uno, diez, veinte dictadores de éstos; son los que aún nos recuerdan -al cabo de 25 años- que la guerra la han ganado ellos, como si se hubiese tratado de una cacería en la selva y nosotros, los vencidos, fuéramos ahora fieras enjauladas, para servicio y diversión de nuestros múltiples amos. Incluso oímos hablar, cuando el temor a perderlo todo les asalta, de "una segunda vuelta". Por lo visto, ese millón de muertos les ha parecido poco, y ellos cuentan de antemano con la seguridad de que tampoco en esa nueva ola de terror que propugnan les toque una bala. Es natural, después de todo, que piensen así, ya que las balas las tiene ellos; no en vano han ganado la guerra.

Figura: estampa de Castelao.

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